Todo sobre la epilepsia en gatos

Para tratar correctamente las crisis epilépticas, es esencial identificar las causas. Igual de importante es conocer los signos clínicos para poder actuar correctamente. Hola Mascotas te ofrece la información más importante que necesitas saber sobre la epilepsia en gatos.

¿Qué es la epilepsia en los gatos?

La epilepsia es una patología que consiste en convulsiones recurrentes causadas por una anomalía cerebral. Los signos clínicos son fácilmente perceptibles y reconocibles en los felinos, por lo que debe consultarse a un profesional lo antes posible. Ten en cuenta que una crisis epiléptica felina no es lo mismo que una crisis hipoglucémica, que se produce en los felinos diabéticos.

Este último está causado por un problema ajeno al cerebro, como unos niveles bajos de azúcar en sangre que afectan a las células cerebrales. Sólo un veterinario puede hacer un diagnóstico. Hay que tener en cuenta que los ataques epilépticos suelen producirse cuando el animal está relajado.

¿Qué causa la epilepsia en los gatos?

Aunque la epilepsia en los gatos no es exactamente igual que en los humanos, también se caracteriza por ataques convulsivos repetidos y sorprendentes. Existen tres formas, cada una con causas específicas.

Epilepsia primaria o idiopática

De origen desconocido, la epilepsia primaria se caracteriza por crisis convulsivas que aparecen sin motivo aparente. No se identifica ningún problema neurológico y no se asocia a ningún síntoma particular. Puede ser focal o generalizada, y el número de crisis varía con el tiempo. Los síntomas de la epilepsia idiopática pueden desaparecer al cabo de un tiempo y es posible que el gato viva sin tratamiento.

Epilepsia secundaria o sintomática

La epilepsia secundaria afecta directamente al cerebro del gato. Puede estar causada por una hemorragia cerebral, una encefalitis o un vaso sanguíneo obstruido. Los gatos que padecen esta forma de epilepsia tienen una edad media de 8 años en el momento de su primera crisis. A menudo es el resultado de una lesión o enfermedad cerebral.

Epilepsia reactiva

En el caso de la epilepsia reactiva, el problema proviene del metabolismo del gato. Un órgano del cuerpo funciona mal, provocando un problema sanguíneo y, en consecuencia, convulsiones. El envenenamiento también puede provocar ataques de epilepsia racional.

¿Cuáles son los síntomas de un ataque epiléptico en un gato?

En la mayoría de los casos, los gatos sufren crisis parciales o locales. Se denominan crisis epilépticas focales. Sólo afectan a una parte concreta del cerebro. Como resultado, el felino permanece relativamente lúcido y sólo sufre la primera fase de una crisis epiléptica: el aura epiléptica.

Incluso es posible que un gato sufra convulsiones prácticamente imperceptibles, manifestadas sólo por ligeros temblores o contracciones en la zona de los párpados, las vibrisas y las orejas. Sin embargo, estos signos pueden variar de un animal a otro. En cualquier caso, una crisis epiléptica en un gato se desarrolla generalmente en tres fases:

  • El aura epiléptica: durante esta fase, se produce un cambio brusco en el comportamiento del animal. Los signos clínicos más evidentes son desorientación, mordedura de lengua y gran agitación. El gato corre en todas direcciones y choca contra paredes y muebles. También se producen vocalizaciones que parecen gritos.
  • Descarga eléctrica: el animal entra en convulsiones. Su cuerpo se vuelve rígido y tiene dificultades para controlar sus movimientos. Babea mucho y puede hacer sus necesidades sin darse cuenta. Puede incluso perder el conocimiento, dependiendo de la forma de la convulsión.
  • Fase de recuperación: el animal recupera gradualmente el sentido, aunque sigue confuso y conmocionado. Permanece postrado y no recupera totalmente la consciencia durante algún tiempo.

Existen dos tipos de crisis epilépticas en los gatos: la epilepsia parcial y la epilepsia generalizada. Esta última se caracteriza principalmente por temblores violentos, pérdida de consciencia y colapso repentino. Suele durar de uno a tres minutos y puede reanudarse inmediatamente o tras una rápida recuperación.

Los movimientos extraños, las vocalizaciones y las sacudidas de cabeza son más frecuentes en la epilepsia parcial. La epilepsia parcial puede evolucionar hacia una crisis generalizada, que se produce muchas veces a lo largo del día.

¿Qué hay que hacer en caso de epilepsia en los gatos?

Aunque un ataque epiléptico en un gato puede ser bastante impresionante, es importante mantener la calma para ayudar a tu mascota lo mejor posible. Ante todo, evita tocar a tu gato cuando esté convulsionando. Lo mejor es poner fuera de su alcance cualquier objeto que pueda causarle lesiones. No dudes en colocar cojines alrededor de tu gato para protegerlo.

Contrariamente a la creencia popular, es imposible que se traguen la lengua, por lo que en ningún caso debes meterles un dedo en la boca. Te arriesgas a que te muerda gravemente. Cronometra la duración de la convulsión y ponte en contacto con un veterinario inmediatamente si la convulsión dura más de cinco minutos.

El veterinario considerará la posibilidad de administrar un tratamiento antiepiléptico si la frecuencia y la intensidad de la convulsión aumentan. También es esencial cuando un gato sufre al menos dos convulsiones en el espacio de seis meses, o en caso de convulsiones en racimo.

Epilepsia gato diagnóstico
Los ataques epilépticos suelen producirse cuando el animal está relajado.

¿Cómo se diagnostica la epilepsia en los gatos?

El diagnóstico de la epilepsia en los gatos puede llevar tiempo. El veterinario deberá realizar un examen muy exhaustivo, así como una investigación, para establecer un diagnóstico preciso. Cuando tu gato tenga ataques convulsivos, procura anotar todos los signos observados para facilitarle la tarea. Pueden ser necesarias varias pruebas, como

  • Una resonancia magnética cerebral.
  • Una ecografía.
  • Un análisis de sangre.
  • Un examen urológico y oftalmológico.
  • Un análisis del líquido cefalorraquídeo.
  • Un examen neurológico.

El diagnóstico es complicado y se realiza eliminando las causas extracraneales. Esto permite descartar problemas renales, disfunciones hepáticas o de otros órganos. En caso de hipertensión, debe considerarse la posibilidad de realizar una prueba de tensión arterial. Recuerda que una atención rápida ayuda a establecer un diagnóstico e iniciar el tratamiento mucho más rápidamente.

¿Cómo deben tratarse las crisis epilépticas de un gato?

La epilepsia en los gatos se trata caso por caso. Una vez realizado el diagnóstico, puede instaurarse un tratamiento adecuado en función de la causa de la enfermedad. En el caso de la epilepsia primaria, el tratamiento se limita al uso de fármacos antiepilépticos durante toda la vida del gato. El tratamiento de las crisis epilépticas no pretende curar la enfermedad, sino controlar los ataques. Deben cumplirse estrictamente para observar una mejoría real.

El tratamiento de la epilepsia tiene éxito cuando las crisis desaparecen o se reducen al menos en un 50%. Los efectos secundarios del medicamento también deben ser insignificantes. Por eso es importante conocer la frecuencia y las características de las crisis.

Si el tratamiento es ineficaz, corresponde al veterinario reevaluarlo. Un tratamiento ineficaz se debe a un diagnóstico inexacto. O a una dosis inadecuada de medicación. También es posible que el gato desarrolle resistencia al efecto antiepiléptico del fármaco.

Ten cuidado de no dejar de tomar antiepilépticos de repente. Esto puede provocar problemas de abstinencia. Sólo un veterinario puede reducir la dosis si tu mascota no ha sufrido convulsiones durante al menos un año. La reducción debe ser gradual y escalonada a lo largo de un año.

La epilepsia es, por tanto, una enfermedad especialmente difícil de sobrellevar para un gato. Es importante que apoyes a tu mascota lo mejor que puedas para ayudarla a recuperarse. No dudes en consultar a un veterinario si tienes alguna duda.