Todo sobre la displasia de cadera en perros

La displasia de cadera en perros es una malformación de los tejidos que daña la articulación de la cadera. En otras palabras, la cabeza femoral no encaja correctamente en la cavidad de la articulación de la cadera. Más concretamente, en la pelvis. Aunque es de origen genético, esta enfermedad no es innata en los animales. Generalmente aparece durante la fase de crecimiento del perro y se instala gradualmente.

Hola Mascotas explica las causas, síntomas y tratamientos de la displasia de cadera en perros. Así como algunos consejos para prevenir esta enfermedad.

Causas de la displasia de cadera

La displasia de cadera en perros es una enfermedad de origen genético. Por ello, es más común en razas como el Labrador Retriever, el Pastor Alemán, el Golden Retriever, el San Bernardo, el Rottweiler, el Bobtail y el Boyero de Berna. Según varias estimaciones clínicas, más de cien genes codifican la displasia de cadera en los perros.

Muchos otros factores externos también pueden desencadenar esta afección en los perros. Estos diversos factores ambientales no causan la enfermedad. Actúan como factores que favorecen la expresión clínica de la enfermedad en el animal portador del gen. En consecuencia, el aumento de peso y la obesidad a una edad temprana pueden favorecer la displasia de cadera. La dieta excesiva y la actividad física también son factores que pueden desencadenar la enfermedad en los perros.

Además, la displasia de cadera es una enfermedad «umbral». En otras palabras, el perro portador no mostrará ningún signo de la enfermedad a menos que supere un determinado umbral. Por eso es relativamente frecuente ver a ciertos perros portadores del gen defectuoso criados en buenas condiciones que no muestran signos de la enfermedad. También es posible encontrarse con un perro criado en malas condiciones de crecimiento que no sea portador del gen defectuoso, pero que consiga superar el umbral para desencadenar la enfermedad.

Síntomas de la displasia de cadera en perros

Algunos perros con esta enfermedad muestran signos de dolor espontáneo. Por eso es importante prestar mucha atención a los movimientos del perro para detectar la enfermedad. El primer desencadenante es la artrosis precoz, que a menudo pasa desapercibida. La displasia de cadera también puede presentar los siguientes síntomas

  • una marcha oscilante, a menudo con los cuartos traseros de pato,
  • dificultad para ponerse de pie, tumbarse o subir escaleras o pendientes,
  • sangrado de los huesos de la cadera,
  • falta de ganas de hacer ejercicio, saltar o correr,
  • cojera, muy a menudo acentuada al levantarse,
  • falta o variabilidad del apetito,
  • irritabilidad y cansancio.

Si observas alguno de estos signos clínicos en tu mascota, es vital que consultes inmediatamente a un veterinario. Él podrá emitir un diagnóstico.

Diagnóstico de la displasia de cadera en perros

Una vez identificados ciertos síntomas de la enfermedad en tu perro, es esencial que el veterinario detecte el dolor de cadera para confirmar la presencia de la enfermedad. El diagnóstico de la displasia de cadera se basa en radiografías de la región anatómica afectada y en métodos de palpación. El veterinario realiza la palpación para evaluar la laxitud de la cadera. Tras esta fase, el veterinario puede remitirte a un ortopedista para que realice un examen ortopédico enérgico bajo tranquilizante. Este examen determinará el grado de laxitud de los ligamentos y evaluará el nivel de inestabilidad de la cadera y cualquier signo de Ortolani.

A continuación, se toman radiografías desde diferentes ángulos para evaluar el grado de laxitud de la cadera. Este examen nos permite determinar con precisión si el animal es susceptible de desarrollar displasia de cadera. Esto nos permitirá determinar qué opciones quirúrgicas son las más adecuadas para la condición del cachorro, con el fin de prevenir la artritis incapacitante. El animal también puede someterse a un TAC para medir el grado de solapamiento de la cabeza femoral, de modo que pueda instaurarse el tratamiento adecuado.

Radiografía perro
El diagnóstico de la displasia de cadera se basa en radiografías de la región anatómica afectada.

¿Cómo se trata la displasia de cadera en perros?

La displasia de cadera en perros puede tratarse de forma quirúrgica o no quirúrgica.

Tratamientos no quirúrgicos

El tratamiento médico e higiénico de la displasia de cadera en perros es similar al de la artrosis. Esta solución se adapta mejor a los perros cuya enfermedad no se ha manifestado a través de signos clínicos. Así pues, se pueden recetar al animal antiinflamatorios o analgésicos para frenar el desarrollo de la artrosis y aliviar el dolor.

También pueden administrarse suplementos dietéticos que contengan agentes condroprotectores para aliviar la afección. Los estiramientos, el ejercicio físico y la fisioterapia también son formas eficaces de tratar la displasia de cadera en perros. Por último, es esencial vigilar y mantener el peso medio de los perros con sobrepeso para aliviar la afección. Según numerosos estudios, los caninos con sobrepeso presentan más síntomas que los de peso normal.

Tratamiento quirúrgico

La cirugía para tratar la displasia de cadera puede ser preventiva en cachorros con predisposición genética a la enfermedad. También puede ser necesaria para corregir la afección en perros en los que los métodos no médicos son ineficaces. Existen dos tipos de intervención para la cirugía preventiva en animales. La SPJ (sinfisiodesis púbica juvenil) y la triple osteotomía de la pelvis.

Para llevar a cabo la SPJ, primero deben realizarse dos exámenes para evaluar el grado de laxitud de la articulación. Además, la operación debe realizarse antes de que el cachorro alcance los 5 meses de edad. En cambio, la triple osteotomía de la pelvis puede realizarse en perros de entre cinco y ocho meses. Estos cachorros no deben mostrar ningún signo de artrosis antes de la operación. La cirugía correctiva para tratar la malformación conocida como displasia de cadera en perros puede llevarse a cabo de cuatro formas diferentes:

  • sustitución total de la cadera
  • denervación de la cadera
  • implantación de perlas de oro
  • resección de la artroplastia coxofemoral.

Sea cual sea la solución elegida, es vital apoyar a tu mascota durante la fase postoperatoria para ayudarla a entrar en remisión.

¿Cómo puede prevenirse la displasia de cadera en los perros?

La displasia de cadera empieza a desarrollarse durante el crecimiento del cachorro. Durante esta fase, evita que tu cachorro haga demasiado ejercicio. Deben evitarse los saltos violentos y la actividad física si tu perro aún no tiene ocho meses o un año. Si tu perro pertenece a una raza portadora del gen defectuoso, debes tener mucho cuidado de no favorecer la aparición de la enfermedad. En general, perros como el mastín, el rottweiller y el san bernardo son más propensos a esta enfermedad debido a su corpulencia. Por eso hay que vigilar de cerca el peso de la mascota para asegurarse de que no sufre sobrepeso u obesidad.

Al igual que con los humanos y cualquier otro animal, debes cuidar la dieta de tu mascota. Aliméntala con comida que corresponda a su tamaño, peso y raza. También debes someter a tu mascota a un chequeo médico periódico para tener más posibilidades de éxito. Está demostrado que si la displasia se detecta a tiempo, el perro tiene más posibilidades de recuperarse de la enfermedad sin secuelas. Gracias a Hola Mascotas, ahora sabes más sobre la displasia de cadera en perros.

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