El perro y el gato son las mascotas más populares en Francia. Algunas personas prefieren a uno u otro, pero no siempre es así. Es posible ver a dueños de mascotas con perros y gatos. Sin embargo, la convivencia no siempre es fácil entre ellos. Puede ocurrir que tu perro sea agresivo con tu gato. ¿Estás en una situación similar? Este artículo que te proponemos te permitirá comprender las causas de tal comportamiento y te ayudará a afrontarlo mejor.
¿Cuáles son los signos de agresividad del perro hacia el gato?
En el marco de la convivencia entre un perro y un gato, debes tener cuidado de no confundir reactividad con agresividad. Estas dos situaciones diferentes pueden expresarse mediante signos y comportamientos comunes. En caso de reactividad o agresividad hacia tu gato, tu perro puede mostrar un comportamiento de fijación o enfoque excesivo. Incluso es posible que se niegue a mirarlo. Estas dos situaciones pueden impedir que el perro se relaje o duerma en cuanto el gato está cerca. También puede empezar a bostezar, entrecerrar los ojos o lamerse la trufa. La reactividad o agresividad de tu perro hacia tu pequeño felino también puede caracterizarse por los siguientes signos:
- el salto o el tirón,
- la persecución,
- la negativa a comer,
- el erizamiento del pelaje…
Para estar seguro de que tu perro es agresivo con tu gato sin confundir ese comportamiento con reactividad, debes prestar atención a otros signos. Levantar el labio superior es uno de ellos. En cuanto observes este comportamiento por parte de tu perro en presencia del gato, debes reaccionar inmediatamente para evitar problemas. Los gruñidos, la rigidez corporal, los saltos o los golpes con el hocico son signos de agresividad a los que debes prestar mucha atención.
Además de estos, es posible que tu perro ataque a tu gato mordiéndolo para proteger su comida o sus juguetes. Estos diferentes signos de agresividad no son los únicos, existen otros. Por eso te recomendamos que reacciones lo antes posible acudiendo a un profesional en cuanto notes un comportamiento inusual por parte de tu perro hacia tu gato.
Comprender por qué tu perro es agresivo con tu gato
Para poder resolver eficazmente el problema de la agresividad de tu perro hacia tu gato, lo primero que hay que hacer es tratar de entender las razones de ese comportamiento. Antes que nada, debes saber que estas dos especies animales no son los mejores amigos en la naturaleza. En estado salvaje, los gatos son presas para los perros. Por lo tanto, no necesariamente pueden convivir. Sin embargo, en el contexto de la domesticación, es posible lograr que se lleven bien para hacer posible su convivencia.
Eso no impide que puedan surgir problemas. Tu perro puede volverse agresivo con tu gato debido al instinto de caza. De hecho, si su instinto de cazador domina, puede empezar a perseguirlo, lo que generará miedo en el otro. En este caso, el gato, para protegerse, puede huir o decidir atacarlo de vuelta. Los perros también son animales territoriales. Por lo tanto, puede desarrollar comportamientos agresivos hacia tu gato si nota que éste se encuentra en su territorio.
Los celos pueden ser el origen de la agresividad de tu perro. Puede comenzar a agredir a tu gato si, por ejemplo, observa que le prestas más atención y le das más juguetes a este último. Estos dos animales son muy posesivos, razón por la cual es importante estar seguro de poder manejarlos antes de adoptarlos juntos. La agresividad de tu perro hacia tu gato también puede deberse a trastornos del comportamiento o problemas de salud física. Puede tratarse de la falta de socialización relacionada con una mala educación o dolores crónicos. Sea cual sea la situación, es esencial reaccionar con urgencia para remediar esta agresividad canina.
¿Qué soluciones existen para una buena convivencia?
Existen varias soluciones que pueden permitir facilitar la convivencia entre tu perro y tu gato.
Prevé un espacio personal para cada animal
Para garantizar la buena convivencia y la seguridad de tus dos compañeros, considera ofrecerle a tu felino un árbol para gatos o permitirle el acceso a una estantería elevada. Es importante que este espacio disponga de una vía de escape para evitar que se sienta atrapado. Esto es especialmente recomendable si tu perro es agresivo con él. Siempre puede esperarlo abajo para atacarlo.
En cuanto a tu perro, se recomienda proporcionarle una cama cómoda ubicada en un espacio separado, donde los gatos no tengan acceso, a fin de preservar la intimidad y tranquilidad de cada animal. Asegúrate de que su espacio personal sea respetado para mantener una buena convivencia de tus dos compañeros dentro de tu hogar.
Acostumbra a tu perro a la presencia de gatos
Para prevenir los conflictos domésticos entre tus dos compañeros, inicia la socialización de tu perro desde una edad temprana. De hecho, un cachorro es menos propenso a herir a un gato y es naturalmente más receptivo a nuevas experiencias durante sus primeras semanas de vida, especialmente antes de las 16 semanas.
Para acostumbrarlo a la presencia de gatos, exponlo frecuentemente a ellos y recompénsalo sistemáticamente con una golosina cuando interactúe de manera positiva con ellos. Este método permite que tu cachorro asocie la presencia de gatos con experiencias agradables y recompensas.
Haz las presentaciones de ambos fuera de tu casa
Al introducir una nueva mascota en un hogar, es preferible elegir un lugar al aire libre para el primer encuentro. Esto es especialmente importante si ya hay un perro o un gato viviendo en la casa. Estos animales pueden no apreciar la intrusión de una nueva mascota en su espacio personal.
Esta recomendación se aplica a cualquier nueva presencia. Las presentaciones siempre deben hacerse en el exterior incluso si se trata de un animal de la misma especie o de un recién nacido (cachorro o gatito). Para evitar conflictos territoriales, se recomienda que la primera interacción entre tu gato y tu perro se realice en un lugar neutral, lejos del hogar. Esto permitirá un encuentro más armonioso y una convivencia más tranquila posteriormente.
Mantén ocupado a tu perro
Tu perro puede ser agresivo con tu gato si tiene un exceso de energía no gastada. Esta debe canalizarse de manera constructiva para una buena convivencia entre tus dos mascotas. Esto también permitirá que tu perro controle mejor sus impulsos, especialmente en presencia del gato.
Para lograrlo, puedes aumentar la frecuencia e intensidad de sus juegos o ejercicios. Sacarlo a pasear con más frecuencia también puede ayudar a canalizar este exceso de energía. Puedes recurrir a juegos educativos. Estos tienen la ventaja de estimular mentalmente a tu perro mientras le permiten ejercitarse físicamente.

No castigues a tu perro
Se recomienda evitar los castigos durante las sesiones de educación si tu perro es agresivo con tu gato, especialmente en presencia de este último. Puede sentirse menos querido, lo que solo empeorará la situación. Ten en cuenta que la agresividad de tu perro puede deberse a experiencias negativas anteriores, como un ataque por parte de un gato. Así, al castigarlo, puede asociar el castigo con la presencia del felino.
Esto puede provocar una confusión en su proceso de aprendizaje y aumentar potencialmente su agresividad hacia los gatos. Incluso puede redirigirla hacia ti. Por lo tanto, es mejor acudir a un educador certificado especializado en refuerzo positivo y métodos suaves. Este podrá ayudarte a corregir esta agresividad canina, a diferencia del castigo, que solo exacerbá este comportamiento.
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